04-05-00 Día D. Aquí comienza la historia en común. Falta sólo un día para la boda de Andrés y Ángela (qué manía de poner Ángela ¿eh Vane?). Las amigas de la novia, alcalainas visitan por vez primera Carbajales de Alba, el pueblo del novio, dispuestas a celebrar el bodorrio al día siguiente. Esa misma noche conocen a nuestro amigos del pueblo, carbajalinos y previamente advertidos de los peligros del humor "ácido" de alguna de ellas, pero como ellos tampoco se quedan atrás, pues ya desde el primer momento se vió que la cosa prometía. Este verano (2006) han repetido visita. Un fin de semana frenético. Al final se harán una casa en mi pueblo, como dice María. Pasados algunos años, Andrés, ya casado y con niños, lejos de echar barriga (o echarse al pierde, como dice Esther) como es habitual en estos casos, decidió, a los 34 años, dejar de fumar y empezar a entrenarse para correr una maratón. ¡Leches! ¿Estará loco este hombre?. Ni que decir tiene que cuando le acompañé en la primera Maratón (MAPOMA 2006), lo hice con el corazón en un puño, temiendome lo peor, por más que él insistía en que iba bien preparado. Es que se ve cada imágen por la tele de corredores hechos polvo, desmayados, vomitando... que no sabe una qué esperar. Y no sólo terminó su primera maratón, sino que lo hizo con un tiempo de 3:08.58. Y eso que no se reguló bien. Al principio iba muy rápido, sonriendo a su paso y saludando animosamente como si fuera la reina de Inglaterra. A mitad de carrera bajó bastante el ritmo y en los últimos kilómetros asustaba verlo porque parecía que iba a echar espuma por la boca. No se de quién partió la idea de que alcalainas y carbajalinos hicieran piña para acompañarle al siguiente maratón. Yo creo que fue de Charito Ke Fuerte Tía. La unión de los mundos, como dice ella. Y de ahí a San Sebastián, sólo hay un paso.